"Si me pregunta quien ha marcado el curso de la lengua francesa, en los tiempos modernos, le diré que son Proust y Céline. Los dos. Céline es con Rabelais, uno de los más grandes magos de la lengua francesa, gracias a Viaje al fondo de la noche. Pero no sólo el Viaje. Las tres novelas sobre su fuga a Dinamarca (que muy pocos leen hoy en día) -De un castillo al otro, Norte y Rigodón- son una maravilla. Las escenas con su gato Bébert, ante las llamas de Colonia, cuando el gato se pierde entre las llamas y se baja del tren; las escenas de Sigmaringen -donde Pétain, completamente sordo, no oye el descenso del avión inglés que se acerca al puente- ¡son shakesperianas! Y lo digo con todo el cuidado. En ese hombre horrible se esconden grandes invenciones poéticas. Y también una inmensa compasión humana. Como médico fue formidable con los pobres, con los animales. [...]
Por eso no consigo comprender. Ese mismo hombre concibe esa basura infame que es Bagatelas para una masacre y otros textos. Panfletos, grandes panfletos antisemitas. Se me pide comprensión : no puedo comprenderlo. Ese mismo hombre quiere que todos los judíos acaben en un horno.¿Qué hacer frente a eso? Como lector, como profesor, tengo una deuda enorme con esos textos. Son los textos que amueblan mi mente y mi ser . Ello no quiere decir ni por un instante que defienda a esos hombres."....pp.109,110
George Steiner, Un largo sábado. Conversaciones con Laure Adler. Siruela