" Una civilización literaria no se construye a base de lecturas, sino de relecturas; quizá hasta una civilización a secas.[...]Releer es esa alianza discorde, reencontrar, reconocer y descubrir a la vez; encontrar lo que la lectura anterior o incluso alguna otra lectura no nos había revelado. El libro releído nos ofrece algo que ninguna lectura, por precisa que sea, podía darnos"./Giorgio Manganelli, 1990

miércoles, 14 de enero de 2009

UNA HISTORIA SOBRE LA BELLEZA DE LOS NÚMEROS Y…ALGO MÁS.

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                                                                Editorial Funambulista



Se lee algo sobre un libro que trata de un matemático de élite que habla de matemáticas con su asistenta y su hijo de diez años…y le entienden  y… se siente curiosidad. Luego la faja que abraza la portada, en rojo, dice, que es la tercera edición y que en Japón se han vendido dos millones de ejemplares y… se desconfía…pero también dice que es premio de la sociedad nacional de matemáticas (japonesa) y la curiosidad y la confianza vuelven...y se empieza a leer y se continúa …hasta el final .


Se trata de La fórmula preferida del profesor, de editorial Funambulista. La edición es muy buena: el papel, la letra, los márgenes y el precio razonable, algo más de 13 €.,Las editoriales pequeñas tan preocupadas en buscar la calidad pensando en el lector, merecen tener éxito.

La autora es  YOKO OGAWA es un libro peculiar, poco habitual en el que sorprende la lucidez cristalina de la mente de la autora y la capacidad para conjugar una inteligencia muy dotada para la abstracción, con un conocimiento hondo de la psicología humana y un lirismo leve y sutil salpicado por las páginas en breves comentarios que crean imágenes poderosas pero delicadas y musicales como haikus...


Es fácil recomendar su lectura. Todo el libro es un elogio de la mente humana, capaz de construir un monumento inmaterial , pero tangible,  a la belleza, al inventar los números , sus clases, sus significados,y sus relaciones. Al atender con su invención una parte práctica y útil, pero otra ,  puramente especulativa, el pensamiento por el pensamiento, el conocimiento por el conocimiento; un homenaje al cerebro humano, la única materia que se piensa a sí misma. Y buscando la elegancia en la expresión sencilla de la complejidad, sin ningún elemento innecesario; en enunciados condensados y depurados al máximo, como en la fórmula de Euler o en esas aventuras, puramente mentales del Último Teorema de Fermat, capaz de atravesar siglos apasionando a gentes que buscan su solución y a un público limitado pero interesado que espera con emoción sea encontrada.

Otro aspecto interesante del libro es palpar cómo el conocimiento se trasmite por el entusiasmo porque la mejor forma de aprender, incluso matemáticas, es por contagio. La fórmula preferida del profesor es especialmente recomendable:
*para quienes odian las matemáticas,
*para los que las adoran, 
*para los entusiastas incondicionales del béisbol...
-. Lo que sigue es una muestra :




[-]“Cuando no está Root, siento que mi corazón está vacío –dije. 


-¿Vacío significa que se reduce a 0 [cero]? –murmuró el profesor a pesar de que yo no le había preguntado nada en concreto- Es decir, ahora existe un 0 dentro de ti ¿es eso? 


-Sí, creo que sí, bueno casi…-asentí con la cabeza vagamente. 
-¿No te parece que el hombre que descubrió el 0 era grandioso? 
-¿No existía el 0 desde siempre? 
-¿A qué te refieres con desde siempre? 
-Pues…quizás desde que nació el ser humano ha existido el 0… 
-Entonces, ¿tú crees que ya existía el 0 cuando apareció la especie humana, como las flores o estrellas? ¿Crees que pudo conseguirse tal belleza sin hacer ningún esfuerzo? ¡qué clase de idea es esa! Deberías estar todavía más agradecida a la grandeza del progreso humano. Por mucho que lo agradecieras, nunca sería suficiente. No es un castigo de Dios, sabes… 

El profesor incorporó la parte superior del cuerpo y se rascó el pelo. Aquello le parecía lamentable de verdad. Como la caspa estaba a punto de caer en el plato del melón, lo deslicé deprisa debajo de mi silla. 
-¿Y quién lo descubrió? 
-Fue un matemático indio desconocido. Fue él quien salvó a las matemáticas griegas de ser quemadas en las revueltas de los paganos, fue él quien resucitó los teoremas perdidos y además descubrió nuevos teoremas. Todos los matemáticos de la Grecia antigua pensaban que era innecesario calcular la nada. Como no existe la nada, tampoco es posible expresarla con números. Pero hubo personas que dieron la vuelta a esa lógica tan razonable. Él fue capaz de expresar la nada con un número. Hizo existir la no existencia. ¿No te parece maravilloso? 
-Sí, lo es. 
Estaba de acuerdo con él, pero no sabía por qué aquel matemático indio desplazaba a Root en sus preocupaciones. Yo ya había aprendido por experiencia que cualquier cosa que el profesor exponía apasionadamente resultaba, sin falta, magnífica. 
-Así que gracias a que ese gran maestro indio descubrió el 0 en el cuaderno de Dios se pudieron hojear páginas que nunca habían sido abiertas hasta entonces. 
-Eso es. Fue exactamente tal como acabas de decirlo. Eres realmente inteligente. Te falta el sentimiento de agradecimiento, pero tienes suficiente audacia para entender el conjunto de las matemáticas. Mira esto, míralo sólo un momento. 
Sacó un lápiz y un papel de bloc del bolsillo pechero. Era un gesto que le había visto muchas veces. También era el momento en el que parecía más elegante. 
-El poder distinguir entre estos dos números se debe al 0. 
Los números que escribió, utilizando el reposa brazos como soporte, fueron el 38 y el 308. El 0 estaba subrayado con dos líneas…”.[-]








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