" Una civilización literaria no se construye a base de lecturas, sino de relecturas; quizá hasta una civilización a secas.[...]Releer es esa alianza discorde, reencontrar, reconocer y descubrir a la vez; encontrar lo que la lectura anterior o incluso alguna otra lectura no nos había revelado. El libro releído nos ofrece algo que ninguna lectura, por precisa que sea, podía darnos"./Giorgio Manganelli, 1990

miércoles, 2 de julio de 2014

FERNAND LÉGER- McLUHAN/ "Color y Comunicación"





En 1960  Marsall  McLuhan , junto a  E. Carpentier, favorecieron la publicación de una serie de trabajos sobre técnicas de comunicación  que abordaba el tema desde los diversos puntos de vista de entonces. Esta recopilación apareció en España  en 1968 bajo el título de "El Aula sin Muros". El resultado es un heterogéneo volumen, hoy ya  de interés desigual,  pero entre los artículos que no han perdido atractivo está el que el pintor Fernand Lèger  escribió sobre  Color y comunicación:


                                   La lectura, 1924, ól/lz, 113 x 146 


"Una pared desnuda es "una superficie muerta, anónima". Cobra vida solamente con la ayuda de objetos y color. Le dan vida o la destruyen. Una pared manchada o coloreada pasa a ser un elemento vivo.
   La transformación de la pared por el color es uno de los más difíciles problemas de la moderna arquitectura. Para llevar a cabo esta transformación mural el color debe liberarse ¿Cómo?
   Hasta los descubrimientos artísticos de los pintores de los últimos cincuenta años, el color o tono estaba firmemente ligado a un objeto: un vestido, un cuerpo, una flor, un paisaje tenían la función de tener un color.
   Para utilizar el color sin reservas, la pared tenía que liberarse, pasando a ser un campo experimental. El color tenía que extraerse, independizarse, de los objetos en que había caído prisionero.
   Hacia 1910, con Delaunay, yo empecé personalmente a liberar el color puro en el espacio.   Dalaunay realizó un experimento de su invención, manteniendo las relaciones de los colores puros complementarios. Yo busqué mi propio camino en un sentido opuesto, evitando las relaciones complementarias y desarrollando la fuerza de los colores locales puros.   En 1912 hice algunos rectángulos en el azul puro y en rojo puro en la pintura Femme en bleu

 
Fernad Léger, Femme en Bleu, 1912
   En 1919, con La Ville, el color puro, trazado en un dibujo geométrico, alcanzó su máxima potencia. Podía ser estático o dinámico, pero lo más importante era haber aislado un color, de modo que tuviera una actividad plástica por sí mismo, sin estar ligado a un objeto.

Fernand Léger, La Ville, 1919


La moderna publicidad comprendió muy pronto la importancia de este nuevo valor: el color puro salía de los cuadros, tomaba posesión de las carreteras y transformaba el paisaje. Las nuevas señales abstractas -los triángulos amarillos, las líneas curvas, azules, los rectángulos rojos- aparecían a los ojos del conductor para  guiarle en su camino.
   El color era el nuevo objeto, el color libre, el color de la nueva realidad.   Los arquitectos comprendieron sus posibilidades dentro y fuera del edificio. Desapareció el papel de pared. Apareció la pared blanca y desnuda. Un obstáculo: sus límites.   El espacio que yo llamo "rectángulo habitable" va a se transformado.   El sentimiento de encarcelamiento -el espacio limitado- va a transformarse en un espacio coloreado sin fronteras.
El rectángulo habitable pasa a ser un rectángulo elástico. Retrocede una pared azul celeste, avanza una pared negra, desaparece una pared amarilla. Tres colores elegidos, enfrentados en un contraste dinámico, pueden destruir la pared. Un piano negro ante una pared de color amarillo claro crea un shock visual, reduciendo el rectángulo habitable a la mitad de sus dimensiones.
   Nuestra educación visual ha sido simétrica. El paisajismo moderno puede ser absolutamente nuevo si empleamos la asimetría. Desde una situación estática, muerta, en la que no puede permitirse el el juego ni la fantasía, estamos llegando a un nuevo campo que es totalmente libre.   Yo vivía en un suburbio parisino y tenía en mi cuarto un viejo arcón donde ponía mis objetos personales. Me gustaba colocarlos de modo asimétrico: el objeto más importante a la izquierda, los otros en el centro y a la derecha.   Tenía una criada, una chica de pueblo, que limpiaba todos los días. Cuando volvía por la noche, encontraba siempre mis objetos organizados simétricamente: el más importante en el centro y los otros simétricamente colocados a cada uno de los lados. Fue una batalla silenciosa entre la criada y yo, una batalla muy larga porque ella pensaba que mis objetos estaban colocados en desorden.
                                                
                                                    Dalaunay, 1912

Tal vez una casa redonda sería el lugar adecuado para estudiar esto. Sería el mejor lugar para percibir "la destrucción espacial y visual de la pared".   El ángulo tiene una fuerza geométrica de resistencia que cuesta mucho destruir.    El volumen exterior de la arquitectura, su peso sensible, su distancia, puede reducirse o aumentarse como consecuencia de la elección del color.   El "negro exterior" puede atacarse, del mismo modo que el muro interior.
   ¿Por qué no llevar a cabo la organización policroma de una calle, de una ciudad? Durante la Primera Guerra Mundial solía pasar mis permisos en Montparnasse; allí me encontré con Trotsky y a menudo hablábamos del difícil problema que planteaba colorear una ciudad. Quería que yo fuera a Moscú porque le entusiasmaba la perspectiva de una calle azul y de una calle amarilla.
   Creo que en la urbanización de las viviendas de la clase media se deja sentir más que en ningún otro campo la necesidad de la policroma. El color libre es indispensable en los centros urbanos.   El problema de la policroma interior y exterior: una visión matizada  de fachadas estáticas que conducen a un centro atractivo. En este lugar concibo un monumento espectacular, móvil, claro, con ciertas posibilidades de cambio, dándole el mismo tipo de importancia que el Catolicismo ha dado a la iglesia al colocarla en el centro de las aldeas.   El color liberado ejercerá  su función con nuevos materiales modernos y la luz se utilizará para orquestar el conjunto.
   Las viejas factorías de Rotterdam eran oscuras y tristes. Las nuevas son claras y coloreadas; transparentes. Algo ocurrió entonces sin que se llamara la atención al personal; los vestidos de los obreros se volvieron limpios y aseados. Los obreros se dieron cuenta de que alrededor de ellos, dentro de ellos, había tenido lugar un acontecimiento importante.   ¡Qué emancipación moral la de un hombre que se hace consciente de las tres dimensiones, del volumen exacto del peso! Este hombre no es ya una sombra que trabaja mecánicamente detrás de una máquina. Es un ser humano nuevo ante un trabajo renovado. He aquí el problema del mañana.
   Exposición Internacional de París 1937. Los organizadores llamaron a gran número de artistas para tratar de darle un efecto sensacional, un efecto espectacular que quedará grabado en la memoria de los visitantes cuando se volvieran a casa. Yo propuse: ¡París de blanco! Pedí a trescientos mil parados que limpiaran y rascaran todas las fachadas.     ¡Crear una ciudad blanca, clara! Por la noche, la Torre Eiffel como director de orquesta, con los proyectores más potentes del mundo, difundiría a lo largo de las calles, sobre las casas blancas, luces claras multicolores. Los altavoces difundirían música melodiosa en este nuevo mundo de color...Mi proyecto fue rechazado.   El culto de las viejas pátinas, de las ruinas sentimentales; el gusto de las casas destartaladas, oscuras, sucias, pero enormemente pintorescas, el polvo secular que cubre el emotivo recuerdo histórico no permitió que mi proyecto se realizara. 
   Oímos diariamente la palabra "hermoso"; el hermoso puente, el hermoso automóvil: Este sentimiento de belleza que se adjudica a las construcciones útiles, es una prueba de la enorme necesidad que los hombres sienten de un escape hacia el arte.   El mismo término se utiliza para una puesta de sol. Hay por tanto un término común entre la belleza natural y la belleza manufacturada.   ¿Por qué no hacer, por qué no fabricar entonces el momento de la belleza?   Un lugar inútil, un lugar magnífico para descansar, que sería un refugio para las masas anónimas tras su agotadora jornada con su ritmo apresurado.   Es posible realizarlo, utilizando las nuevas libertades, mediante las artes mayores: color, música, forma. ¿Todo en libertad!
   Pensamos en los tiempos antiguos, cuando se construían templos magníficos que dan fe de las civilizaciones del pasado. Es inconcebible que nuestra época no consiga levantar sus templos populares. La arquitectura en todos los periodos ha sido el medio de expresión `plástica más sensible para el pueblo: el más visual, el más grandioso. Domina la visión, fija la mirada. Imaginemos un lugar deslumbrante en que se unificaran la sensación de claridad, los luminosos campanarios, las religiones, la necesidad de la verticalidad, árboles altos y chimeneas de fábricas.
Los hombres levantan entusiasmados los brazos al cielo para expresar su alegría en esta elevación.Para hacerla alta y libre. He aquí la obra del mañana.


E. CARPENTIER y Marsall McLUHAN, El Aula sin Muros, investigaciones sobre técnicas de comunicación.Ediciones de cultura popular,1968


                                                                                                                                          

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