" Una civilización literaria no se construye a base de lecturas, sino de relecturas; quizá hasta una civilización a secas.[...]Releer es esa alianza discorde, reencontrar, reconocer y descubrir a la vez; encontrar lo que la lectura anterior o incluso alguna otra lectura no nos había revelado. El libro releído nos ofrece algo que ninguna lectura, por precisa que sea, podía darnos"./Giorgio Manganelli, 1990

lunes, 29 de diciembre de 2008

Música para Helicópteros

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Hay estudios científicos que muestran, estadísticamente,que la música no sólo influye en los estados de ánimo -que la música amansa las fieras  se sabía- sino que además puede ser cardiosaludable. Los ha hecho la Universidad de Maryland y en ellos se ha estudiado cómo  escuchar media hora diaria de música mejora la circulación sanguínea a cualquier edad y a largo plazo. Michel Miller, responsable del estudio, explica que escuchar música activa la segregación de óxido nítrico en el flujo sanguineo lo que hace bajar la tasa de colesterol (malo) en sangre. En el estudio  se comprobó que en los voluntarios que escucharon música que encontraron agradable el diámetro de sus venas crecía hasta un 26 por ciento.

Miller defiende que la música escuchada debe ser según los gustos de cada persona pero habla de efectos diversos según el tipo de música. Algunos consiguen que las venas se contraigan, son músicas más irritantes como el heavy metal o el rap.

En la Universidad de Brunel centraron los estudios en los diversos efectos según el tipo de música , algunas favorecen la resistencia, la concentración y hacen rendir más.


Finalmente La Universidad de Stanford, California, comprobó que escuchando música del siglo XVIII mejoraba la capacidad de concentración. Hace unos años se habló de piezas de Mozart que conseguían estos efectos como las Sonatas para dos pianos Kegel 576-K310 y K448. Posiblemente sean equivalentes a ciertas obras de Haydn, Haendel,Vivaldi, Beethoven y por supuesto Bach.


Pero la música que acompaña esta reseña es la menos apropiada para que las venas se dilaten, aunque seguro que produce una descarga de adrenalina que las recorre como un rayo y las activa.,

Es la música  de Wagner, de la mano de Coppola  en Apolalypse Now :


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También el genio extravagante y provocador de la música contemporánea Karlheinz Stockhausen, recientemente desaparecido, imagina y realiza un increible Cuarteto de cuerda para Helicópteros.Se estrenó el 17 de junio de 2007 en el aeropuerto alemán de Braunschweig: cuatro solistas tocando a 700 metros del suelo acompañados por una orquesta desde tierra. Tocaron durante 35 minutos y su imagen y el sonido eran trasmitidos a un hangar del aeródromo donde estaba el público.

Martin Weller, el director de la orquesta declaró poco después que el concierto (la performance musical) había sido un verdadero reto.


Ninguna de las dos es una música cardiosaludable, casi seguro, pero son una oportunidad de contemplar, en un caso, una puesta en escena espectacular y en el otro de "participar" en un asombroso experimento musical. Y siempre se podrá recuperar el ritmo cardiaco oyendo música del XVIII.


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domingo, 21 de diciembre de 2008

Así de nevado estaba ayer, 20 de dic. Central Park...


LA NOVELA DE J.D.SALINGER, THE CATCHER IN THE RYE, SE PUBLICÓ EN 1945.

A PESAR DE LOS AÑOS TRANSCURRIDOS SIGUE SIENDO UN LIBRO QUE ATRAPA  Y ES EL MEJOR PARA QUE UN ADOLESCENTE DESCUBRA LO ATRACTIVO Y GRATIFICANTE QUE PUEDE SER LEER.

LOS ADULTOS LE SEGUIRÍAN LEYENDO SIEMPRE, SI TUVIERAN TIEMPO. SE PODRÍA DECIR QUE YA ES UN CLÁSICO, UN CLÁSICO CONTEMPORÁNEO, TAN CONTEMPORÁNEO COMO SHAKESPEARE...


Ayer, 20 de diciembre 2008, ha nevado en Nueva York como testifica la foto en El  País.com, en Central Park. Entre los millones de lectores incondicionales que hay por el mundo de El Guardián entre el Centeno, muchos se han acordado de Holden Caulfield y de la conversación que mantiene en un taxi mientras atraviesa Manhattan.El taxista se llama Howitz. Sucede en el Capítulo 12.


"Se llamaba Howitz y era mucho más simpático que el anterior. Por eso se me ocurrió que a lo mejor el sabía lo de los patos.
-Oiga, Howitz- le dije-. ¿Pasa usted mucho junto al lago de Central Park?
-¿Qué?
-El lago, ya sabe. Ese lago pequeño que hay cerca de central South Park. Donde están los patos. Ya sabe.
- Sí. ¿Qué pasa con ese lago?
- ¿Se acuerda de esos patos que hay siempre nadando allí? Sobre todo en primavera. ¿Sabe usted por casualidad adónde van en invierno?
-Adónde van ¿quién?
-Los patos. ¿Lo sabe usted por casualidad? ¿Viene alguien a llevárselos a alguna parte en un camión, o se van ellos por su cuenta al sur, o qué hacen?
El tal Howitz volvió la cabeza en redondo para mirarme. Tenía muy poca paciencia, pero no era mala persona.
-¿Cómo quiere que lo sepa? -me dijo-. ¿Cómo quiere que sepa yo una estupidez semejante?
-Bueno, no se enfade usted por eso -le dije.
-¿Quién se enfada? Nadie se enfada.
Decidí que si iba a tomarse las cosas tan a pecho, mejor era no hablar. Pero fue él quien sacó de nuevo la conversación. Volvió otra vez la cabeza en redondo y me dijo.
- Los peces son los que no se van a ninguna parte. Los peces se quedan en el lago. Esos si que no se mueven.
-Pero los peces son diferentes. Lo de los peces es distinto. Yo hablaba de los patos -le dije.
-¿Cómo que es distinto? No veo por qué tiene que ser distinto -dijo Howitz. Hablaba siempre como si estuviera muy enfadado por algo-. No irá usted a decirme que el invierno es mejor para los peces que para los patos ¿no? A ver si pensamos un poco...

Me callé durante un buen rato. Luego le dije:
-Bueno, ¿y qué hacen los peces cuando el lago se hiela y la gente se pone a patinar encima y todo?
Se volvió otra vez a mirarme:
-¿Cómo que qué hacen? se quedan donde están. ¿No te fastidia?
-No pueden seguir como si nada. Es imposible.
-¿Quién sigue como si nada? Nadie sigue como si nada -dijo Howitz. El tío estaba tan enfadado que me dio miedo de que estrellara el taxi contra una farola -Viven dentro del hielo, ¿no te fastidia?. Es por la naturaleza que tienen ellos. Se quedan helados en la postura que sea para todo el invierno.
-Sí, ¿eh? Y ¿cómo comen entonces? Si el lago está helado no pueden andar buscando comida ni nada.
-¿Qué cómo comen? Pues por el cuerpo. Pero, vamos parece mentira...Se alimentan a través del cuerpo, de algas y todas esas mierdas que hay en el hielo. Tiene los poros esos abiertos todo el tiempo. Es la naturaleza que tienen ellos. ¿No entiende? -se volvió ciento ochenta grados para mirarme.
-Ya- le dije. Estaba seguro de que íbamos a pegarnos un trastazo. Además se lo tomaba de un moodo que así no había forma de discutir con él-. ¿Quiere usted parar en alguna parte y tomar una copa conmigo?- le dije.
No me contestó. supongo que seguía pensando en los peces, así que le repetí la pregunta. Era un tío bastante decente. La verdad es que era la mar de divertido hablar con él.
-No tengo tiempo para copitas, amigo -me dijo-. Además ¿cuántos años tiene usted? ¿No debería estar ya en la cama?
-No estoy cansado
Cuando me dejó a la puerta de Ernie y le pagué, aún insistió en lo de los peces. Se notaba que se le había quedado grabado:
-Oiga -me dijo-, si fuéramos peces, la madre naturaleza cuidaría de nosotros. No creerá usted que se mueren todos en cuanto llega el invierno, ¿no?
-No, pero...
-¡Pues entonces! -dijo Howitz, y se largó como un murciélago huyendo del infierno. Era el tío más susceptible que he conocido en mi vida. A lo más mínimo se ponía hecho un energúmeno.
[-]"







EN EL CAPÍTULO 22 EXPLICA HOLDEN CAULFIELD SU PREOCUPACION POR LA INFANCIA Y DE PASO EL TÍTULO DEL LIBRO.

"Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura."



Central Park West/ J. Coltrane

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martes, 16 de diciembre de 2008

EL MEJOR CUENTO DEL MUNDO: "El gato bajo la lluvia"


ES MUY ARRIESGADO Y SIEMPRE SUBJETIVO, AUNQUE CON LA CALIDAD ASEGURADA CUANDO UN AUTOR RECONOCIDO, COMO GARCÍA MÁRQUEZ, DICE:"ES EL MEJOR CUENTO DEL MUNDO".  

CADA UNO TIENE EL SUYO.PARA ALGUNOS EL MEJOR CUENTO DEL MUNDO ES "EL PERSEGUIDOR", DE CORTÁZAR, PARA OTROS "UN DÍA PERFECTO PARA EL PEZ PLÁTANO", DE SALINGER... PERO HAY OTROS..., 

TAL VEZ NO DEBIERA HABLARSE DE EL MEJOR SI NO UNO DE LOS MEJORES....AUNQUE PUEDE QUE ÉSTE DE HEMINGWAY SEA ADEMÁS DE BUENO UN EJEMPLO DEL "MENOS ES MÁS" QUE ES UNA DE LAS CUALIDADES DE UN BUEN CUENTO Y DE LA MEJOR POESÍA.


Un reciente texto de Vila-Matas recuerda que García Márquez calificó como "el mejor cuento del mundo" una narración corta de Hemingway, "El gato bajo la lluvia".El texto de Matas a su vez se convierte en otro cuento,y está publicado en un libro de bolsillo,en Cuadernos Alfabia, que edita la editorial del mismo nombre.


Este es el cuento de Hemingway:
El gato bajo la lluvia


Sólo dos americanos paraban en el hotel. No conocían a ninguna de las personas que subían y bajaban por las escaleras hacia y desde sus habitaciones. La suya estaba en el segundo piso, frente al mar y al monumento de la guerra, en el jardín público de grandes palmeras y verdes bancos. Cuando hacía buen tiempo, no faltaba algún pintor con su caballete. A los artistas les gustaban aquellos árboles y los brillantes colores de los hoteles situados frente al mar.

 Los italianos venían de lejos para contemplar el monumento a la guerra, hecho de bronce que resplandecía bajo la lluvia.El agua se deslizaba por las palmeras y formaba charcos en los senderos de piedra. Las olas se rompían en una larga línea y el mar se retiraba de la playa, para regresar y volver a romperse bajo la lluvia. Los automóviles se alejaban de la plaza donde estaba el monumento. Del otro lado, a la entrada de un café, un mozo estaba contemplando el lugar ahora solitario

.La dama americana lo observó todo desde la ventana. En el suelo, a la derecha,un gato se había acurrucado bajo uno de los bancos verdes. Trataba de achicarse todo lo posible para evitar las gotas de agua que caían a los lados de su refugio. El gato tenía que estar a la derecha. Tal vez pudiera acercarse protegida por los aleros. -Voy a buscar ese gatito -dijo ella. - Iré yo, si quieres -se ofreció su marido desde la cama. -No, voy yo. El pobre minino se acurrucaba bajo el banco para no mojarse ¡Pobrecito! .

El hombre continuó leyendo, apoyado en dos almohadas, al pie de la cama. -No te mojes -le advirtió. La mujer bajó y el dueño del hotel se levantó y le hizo una reverencia cuando ella pasó delante de su oficina, que tenía el escritorio al fondo. El propietario era un hombre muy viejo y muy alto. Il piove -expresó la americana. El dueño del hotel le resultaba simpático. -Si, si signora, brutto tempo. Es un tiempo muy malo. Cuando la americana pasó frente a la oficina, el padrone se inclinó desde su escritorio.Ella experimentó una rara sensación. Se quedó detrás del escritorio, al fondo de la oscura habitación. A la mujer le gustaba. Le gustaba la seriedad con que recibía cualquier queja. Le gustaba su dignidad y su manera de servirla y de desempeñar su papel de hotelero. Le gustaba su rostro viejo y triste y sus manos grandes. 
Estaba pensando en aquello cuando abrió la puerta y asomó la cabeza. La lluvia había arreciado. Un hombre con un impermeable cruzó la plaza vacía y entró en el café. El gato tenía que estar a la derecha. Tal vez pudiera acercarse protegida por los aleros.Mientras tanto, un paraguas se abrió detrás. Era la sirvienta encargada de su habitación, mandada sin duda, por el hotelero. -No debe mojarse- dijo la muchacha en italiano, sonriendo. Mientras la criada sostenía el paraguas a su lado, la americana marchó por el sendero de piedra hasta llegar al sitio indicado, bajo la ventana. 

El banco estaba allí, brillando bajo la lluvia, pero el gato se había ido. La mujer se sintió desilusionada. La criada la miró con curiosidad. -Ha perduto qualque cosa, signora? -Había un gato aquí- contestó la americana. -¿Un gato? -Si, il gatto. -¿Un gato? -la sirvienta se echó a reír -¿Un gato? ¿Bajo la lluvia? -Sí; se había refugiado en el banco -y después- ¡Oh! ¡Me gustaba tanto! Quería tener una gatito. Cuando habló en inglés la doncella se puso seria. -Venga, signora. Tenemos que regresar. Si no, se mojará. -Me lo imagino- dijo la extranjera. Volvieron al hotel por el sendero de piedra. La muchacha se detuvo en la puerta para cerrar el paraguas. Cuando la americana pasó frente a la oficina, el padrone se inclinó desde su escritorio. 

Ella experimentó una rara sensación. El padrone la hacía sentirse muy pequeña y a la vez, importante. Tuvo la impresión de tener una gran importancia. Después de subir por la escalera, abrió la puerta de su cuarto. George seguía leyendo en la cama. -¿Y el gato? -preguntó abandonado la lectura. -Se ha ido. -¿Y donde puede haberse ido? -dijo él, descansando un poco la vista. La mujer se sentó en la cama. -¡Me gustaba tanto! No sé por qué lo quería tanto. Me gustaba ese pobre gatito.No debe resultar agradable ser un pobre minino bajo la lluvia.

George se puso a leer de nuevo. Su mujer se sentó frente al espejo del tocador y empezó a mirarse con el espejo en mano. Se estudió el perfil, primero de un lado y después del otro, y por último se fijó en la nuca y en el cuello. -¿No te partece que me convendría dejarme crecer el pelo? -le preguntó, volviendo a mirarse de perfil. George levantó la vista y vio la nuca de su mujer, rapada como la de un muchacho. -A mí me gusta como está. -¡Estoy cansada de llevarlo tan corto! Ya estoy harta de parecer siempre un muchacho. George cambió de posición en la cama. No le había quitado la mirada de encima desde que ella empezó a hablar. -¡Caramba! Si estás muy bonita -dijo. 

La mujer dejó el espejo sobre el tocador y se fue a mirar por la ventana. Anochecía ya. -Quisiera tener el pelo más largo, para poder hacerme moño. Estoy cansada de sentir la nuca desnuda cada vez que me toco. Y también quisiera tener un gatito que se acostara en mi falda y ronroneara cuando yo lo acariciara. -¿Sí? -dijo George. -Y además quiero comer en una mesa con velas y con mi propia vajilla. Y quiero que sea primavera y cepillarme el pelo frente al espejo, tener un gatito y algunos vestidos nuevos. Quisiera tener todo eso. 

-¡Oh! ¿Por qué no te callas y lees algo? -dijo George reanudando su lectura. Su mujer miraba desde la ventana. Ya era de noche y todavía llovía a través de las palmeras. -De todos modos quiero tener un gato -dijo-.Quiero un gato. Quiero un gato. ahora mismo. si no puedo tener el pelo largo ni divertirme, por lo menos necesito un gato. George no la escuchaba. Estaba leyendo su libro. Desde la ventana, ella vio que la luz se había encendido en la plaza. Alguien llamó a la puerta -Avanti- dijo george, mirando por encima del libro. En la puerta estaba la sirvienta. Traía un gran gato de color carey que pugnaba por zafarse de los brazos que lo sujetaban. -Con permiso -dijo la muchacha- el padrone me encargó que trajera esto para la signora.






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jueves, 11 de diciembre de 2008

Sandor MARAI / 28 y 31 de Marzo de 1985, San Diego, California

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Con El Último Encuentro,(1942), muchos lectores descubrieron en España a Sándor Márai en 1999. Algunos quedaron enganchados para siempre al autor húngaro, emigrado a Estados Unidos, y  le siguieron fielmente a medida que las distintas novelas iban apareciendo en Editorial Salamandra.Lecturas sucesivas  confirmaron  el interés del autor y su calidad literaria.

Recordaba, lejanamente, a Stefan Zweig, por su capacidad narrativa, por el grado de lucidez y sensibilidad. También ambos terminaron suicidándose en América pero en contextos y con implicaciones muy diferentes.

En 2004,apareció en español la primera parte de sus  memorias, Confesiones de un burgués y en 2006, la segunda parte ¡Tierra, Tierra!.  Ahora, Diarios 1984-1989, la última parte de sus escritos autobiográficos. Aunque la fecha final de los diarios sea el ya mítico 1989, la última  entrada, que coincide con el punto final de su vida, es de enero de ese año, por lo que no llegó a conocer el derrumbamiento del telón de acero , tras del cual, diferentes regímenes políticos,de distinto signo pero todos totalitarios, habían amargado su vida.De haber vivido hasta el 9 de noviembre, tal vez la fatal decisión final hubiera sido otra, aunque no fuera más que por curiosidad.

Estos Diarios 1984-1989 de un hombre inteligente, sensible y culto muestran la visión del mundo en los últimos años de su vida,ensombrecidos por la  falta de reconocimiento de su obra, y están llenos de lucidez escéptica y emoción contenida.Qué poco podía imaginar la frecuencia y el éxito de sus ediciones actuales. Como muestra se ofrecen dos entradas consecutivas de los diarios, correspondientes a el 28 y el 31 de Marzo de 1985:



28 de marzo


El viento es helado como el puñal de un sicario mafioso. Marzo es el mes de las revoluciones, de los laxantes y el pesimismo.


Detestaba a Hegel, a quien consideraba un mero charlatán. Sin duda respetaba a Platón y a Kant, pero desde una distancia prudencial. Aunque a regañadientes, aceptaba a Goethe, quien al final de su vida, en la que tan inclinado se mostró a la búsqueda de aventuras, no tuvo inconveniente en recibir en Fráncfort la visita de su nuera Ottilia, por entonces ya viuda. La vida sexual del maestro fue impulsiva; supo establecer contactos pero no vínculos.

Schopenhauer fue uno de los grandes iconoclastas del siglo XIX: supo destruir una visión del mundo de manera convincente pero no construyó otra verdaderamente original para sustituirla. "¿Usted todavía necesita a Dios?", pregunto furioso a un filósofo rival. La imagen del Dios antropomorfo le parecía humillante, tanto para Dios como para el hombre.


31 de marzo


Como visitantes que van a ver al condenado en el corredor de la muerte, llegan las cartas y los artículos periodísticos dándome ánimos en ocasión de mi octogésimo quinto aniversario; siguen pensando en mí.¡Ánimo! Resiste, me dicen. Me da la impresión de que algunos incluso me dan consejos sobre qué menú debo elegir para la última comida. Hay algo grotesco en todo este interés.


Para Schopenhauer, los "bípedos" -excepto él mismo y tal vez Kant- eran parásitos mezquinos, bestiales, codiciosos e ignorantes. Y la gran mayoría sin duda lo es. Sin embargo, parece olvidar que no es la mayoría la que cuenta, sino siempre y en todos los tiempos aquellos pocos que son diferentes.



Links:
tierra-tierra-sandor-marai-
poemas-para-despues-de-una-guerra-sandor marai
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sábado, 6 de diciembre de 2008

FERREIRA GULLAR." Perplejidades"



El poeta brasileño Ferreira Gullar (Sao Luis de Maranhao 1930)  consciente del poder transformador de la poesía, la palabra que permanece,se muestra como un poderoso creador que afina la idea, utilizando la morfología de cada palabra y la sintaxis más adecuada donde insertarla y darle  sentido, hasta conseguir la perdurable belleza y la  emoción de cada uno de sus poemas.



PERPLEXIDADES


a parte mais efímera
de mim
é esta consciência de que existo
e todo o existir consiste nisto
é estranho!
e mais estranho
ainda
me é sabe-lo
e saber
que esta consciencia dura menos
que um fio de meu cabelo

e mais estranho ainda
que sabê-lo
é que
enquanto dura me é dado
o infinito universo constelado
de quatrilhoes e quatrilhoers de estrelas
sendo que umas poucas delas
pòsso vê-las
fulgindo no presente do pasado



                                      (quatrilhoes de estrelas/cuatrillones de estrellas)



PERPLEJIDADES



La parte más efímera
de mí
es esta consciencia de que existo
y todo existir consiste en esto
¡es extraño!
Y más extraño aún
Que saberlo
Es que
En cuanto dura se me ha dado
El infinito universo constelado
De cuatrillones y cuatrillones de estrellas
Sucediendo que unas pocas de entre ellas
Puedo verlas
Fulgurando en el presente del pasado



Relacionados:








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miércoles, 3 de diciembre de 2008

JUAN BAUTISTA HUMET, (Navarrés,Valencia, enero1950- Barcelona, noviembre2008)

                                    En la portada del último disco,2004





Las proas oscilaban , y la costa
ennegrecida de pájaros miró por última vez
el alborotado pelo de él, el ojo azul ballena;
los transitados adoquines parecían dar suerte.

The bows glided down, and the coast
Blackened with birs took a last look
At his thrashing hair and whale-blue eye;
The trodden town rang its cobbles for luck.


Bebían las velas el viento, y blanco cual la leche
entró en la bebiente oscuridad;
naufragaba el sol sobre perlas al oeste
a navegar salía la luna en su esquife

Sails drank the wind, and white as milk
He sped into the drinking dark;
The sun shipwrecked west on a pearl
And the moon swam out of its hulk.


Adiós, buena suerte, sol y luna encendidos,
para el pescador perdido en tierra.
De pie y solo, a la puerta de su hogar,
con su alargado corazón en la mano.

Goodbye, good luck, struck the sun and the moon,
To the fisherman lost on the land.
He stands alone at the door of his home,
With his long-legged heart in his hand.


(fragmentos, discontinuos, de Balada del cebo..., de Dylan Thomas)








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