" Una civilización literaria no se construye a base de lecturas, sino de relecturas; quizá hasta una civilización a secas.[...]Releer es esa alianza discorde, reencontrar, reconocer y descubrir a la vez; encontrar lo que la lectura anterior o incluso alguna otra lectura no nos había revelado. El libro releído nos ofrece algo que ninguna lectura, por precisa que sea, podía darnos"./Giorgio Manganelli, 1990

miércoles, 9 de julio de 2008

TROZOS DE PROSA SINGULARES:JAMES JOYCE UN POCO MÁS CERCA.

Es un canapé, un "pintxo", una tapa, de el Ulises de Joyce,para probar; algo que le acerque y despierte la curiosidad y lleve a leerle, porque el 16 de Junio de 1904, se repite una y otra vez desde 1922 y conocer cómo se desarrolló ese día mítico en Dublín sigue siendo un desafío para un lector verdadero.




"[-] El carbón enrojecía.
Otra rebanada de pan con mantequilla: tres, cuatro: bien. A ella no le gustaba el plato lleno. Bien. Apartándose de la bandeja, levantó el hervidor de la hornilla y lo colocó de lado sobre el fuego. Allí quedó posado, deslucido y achaparrado, con el pitorro levantado. Un té pronto. Bueno. Boca seca.
La gata caminó estiradamente alrededor de una pata de la mesa el rabo espigado.
-¡Marrañau!
-Ah, con que estás ahí, dijo Mr. Bloom, apartándose del fuego.
La gata maulló como respuesta y zangoloteó de nuevo estiradamente alrededor de una pata de la mesa, maullando. Tal como ella zangolotea por mi escritorio. Prr. Ráscame la cabeza. Prr.
Mr. Bloom miró amablemente con curiosidad la ágil forma negra. Limpia a la vista: el brillo de su piel lustrosa, el botón blanco bajo el mocho de la cola, los verdes ojos esplendentes. Se inclinó hacia ella, las manos en las rodillas.
-Leche para la minina, dijo.
-Maarrañau! mayó la gata.
Los toman por tontos. Entienden lo que decimos mejor que nosotros les entendemos a ellos. Ésta entiende todo lo que quiere. Vengativa también. Cruel. Su naturaleza. Es curioso que los ratones no guañen nunca. Parece que les guste. ¿A saber qué le pareceré yo? ¿Alto como una torre? No, puede saltarme.
-Tiene miedo a las gallinas, la tonta, dijo burlonamente. Tiene miedo de los piopíos. No he visto nunca una minina más estúpida que esta minina.
-Marrañau! dijo la gata con fuerza.
Parpadeó hacia arriba con ávidos ojos rubosoentonantes, maullando larga y quejumbrosamente, mostrándole los dientes blancoleche. El observo los oscuros surcos de los ojos que se angostaban de codicia hasta hacerse piedras verdes. Luego fue hacia el aparador, cogió la jarra que el lechero de Hanlon le acababa de llenar, vertió leche calidaburbujeante en un platillo y lo puso despaciosamente en el suelo.
-¡Grrrr! mayó, corriendo para lamer.
Observó los bigotes que relucían metálicamnete en la luz débil mientras se agachaba tres veces y lamía delicadamente. ¿A saber si será verdad que si se los cortan no pueden cazar ratones? ¿Por qué? Relucen en la oscuridad, quizá las puntas. O como antenas en la oscuridad quizá.
Escuchó su lamer lamiscante. Huevos con jamón, no. Nada de huevos con esta sequía. Necesitan agua fresca y limpia. Jueves: tampoco es un buen día para riñones de cordero en Buckley. Fritos con mantequilla, un pellizco de pimienta. Mejor un riñón de cerdo en Dlugacz. Mientras hierve el agua. Lamía más lentamente, relamiendo luego el platillo a lametones. ¿Por qué tendrían la lengua rasposa? Para relamer mejor, todas las cavidades porosas. ¿Nada que pueda comerse? Echó un vistazo a su alrededor. No. [-]"
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JOYCE,J.:Ulises. Ed. CÁTEDRA.5ª edición, 2005. Edición de F. García Tortosa.

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